El barrio chino de Mexicali es uno de los más antiguos e inesperados de América Latina. Fundado a inicios del siglo XX por migrantes chinos, este enclave cultural aún conserva secretos bajo tierra, historias entre sus callejones y una comunidad que lo mantiene vivo.

A principios del siglo XX, cientos de migrantes chinos llegaron a Mexicali en busca de refugio y oportunidades. Muchos de ellos escapaban de leyes racistas en Estados Unidos, y encontraron en esta frontera un nuevo hogar.

Así nació La Chinesca, una comunidad que creció bajo tierra y en la superficie, construyendo túneles, templos, comercios y una red cultural que sigue viva hasta hoy.

Murales, arte y cultura viva

La Chinesca no solo vive en su historia, sino también en sus colores. Actualmente, artistas locales intervienen sus calles con murales que mezclan tradición china y fronteriza.

Desde dragones hasta símbolos migrantes, cada trazo es un homenaje a quienes caminaron estas calles antes que nosotros. Los festivales, caminatas culturales y talleres comunitarios también forman parte del nuevo latido del barrio.

Sabores únicos del barrio chino

La fusión gastronómica entre la cocina china y la cachanilla ha dado origen a platillos únicos. Desde el pan de camote hasta los fideos estilo Mexicali, la comida es una de las formas más vivas de mantener esta herencia.

Muchos restaurantes del barrio siguen siendo atendidos por descendientes de los primeros migrantes. Comer en La Chinesca es saborear más de un siglo de historia.